



LAS CINTAS
Las cintas dan comienzo a las cinco de la tarde. El mayordomo llega acompañado del tambor y la gaita a la calle Peligros para preparar las cintas. A un lado de la calle se prepara una cuerda que la cruza a una altura de dos o dos metros y medio, lo suficiente para que los jinetes puedan pasar por debajo y alcanzar las cintas. Esta soga sujeta firmemente a la pared en un extremo, se pasa por una argolla igualmente fija al muro frontero, y será hábilmente manejada por un alguacil. En esta cuerda se colocan unos carretes donde están las cintas de varios colores enrolladas, dejando que cuelgue una arandela. Cada cinta lleva un premio que posteriormente será abonado por el mayordomo.
En un lado de la calle se sitúan los jinetes con sus caballos, burros o ponis, y al otro, la cuerda con las cintas. Cada jinete va armado con un bolígrafo u otro objeto similar de forma puntiaguda y estrecha que se introduzca en una arandela pequeña, para que cuando vayan al galope, atinen en la arandela y se lleven la cinta con su premio.
A la voz del alguacil los jinetes, la carrera pasando por debajo de la cuerda y a su vez de las cintas sin detener la cabalgadura.
Será aquel que mayor puntería y pulso tenga el que se lleve la cinta, y el que no, tendrá la oportunidad de pasar de nuevo, haciéndoles el alguacil el engaño de tirar a su vez de la soga para evitar que se lleven las cintas con más facilidad, y así continuamente hasta que sean agotados todos los premios.
Cada vez que consiguen una cinta se oye un “tinonino tinonino tinoniiiiii”. por parte de Tío David y "El Gaitero".
Esta tradición viene de atrás, pero se ha ido modificando con el tiempo adaptándose a las nuevas ideas. Antiguamente se corrían los gallos en el camino del “Atapao” (tradición que se daba en muchos pueblos), pero con el cambio de mentalidad y como personas coherentes que somos y que no queremos hacer daño a los animales, esta fiesta se suspendió y se sustituyeron los gallos por cintas.
Una vez terminadas las cintas ya sí podemos decir que hemos llegado al fin de la fiesta. Esta fiesta que todos disfrutamos enormemente tanto los que vamos a pie como los que cabalgan sobre sus monturas, pero si quieren un consejo: “Pruébenlo de ambas maneras, son diferentes perspectivas y cada una tiene su encanto”.