



LOS RAMOS
Es el punto de arranque de la fiesta. La mayoría de la gente, se reúne el sábado anterior a Las Luminarias para cortar los ramos que serán quemados la noche del 16 de enero, aunque durante toda la semana están entrando ramos en San Bartolo. Amigos, familias, vecinos... se reúnen para recogerlos, las peñas más importantes, suelen reunir a sus gentes al amanecer y después de tomar un café bien caliente para combatir las bajas temperaturas del mes de enero, se sale al campo para empezar con la tarea.
Todos trabajan conjuntamente en la recogida del piorno o retama negra, unos se encargan de cortarlos, (con petas, picos o los más afortunados con motosierras) y otros de recogerlos y atarlos en haces. De vez en cuando se interrumpe el trabajo para hacer un descanso para almorzar en armonía y con muy buen rollo.
Si no se da mal la tarea, poco más tarde del mediodía el camión ya estará bien cargado, es un día que se disfruta con un poco de trabajo y esfuerzo para luego obtener una recompensa: La comida. Es un día de campo, y dependiendo del tiempo se puede degustar un buen puchero y parrillada acompañado de las charlas e historias de todos los que se reúnen alrededor de la hoguera.
Antes de que anochezca, en las calles se empiezan a oír entrar los camiones, coches y todo aquel que vuelve con los ramos recogidos, haciendo sentir al vecino que el gran día está cerca.
En este día siempre oímos decir a los mayores que antiguamente, los ramos se recogían ese mismo día. Cada familia contaba con cinco o seis gavillas, que se transportaban en el caballo, yegua, burro o mula, por lo que las luminarias eran más pequeñas, pero más numerosas.
Durante toda esta semana estamos respirando olor a luminarias con la presencia de ellos en nuestras calles, esperando este día con impaciencia.